
Los efectos del cambio climático
El cambio climático ya es irreversible y se acelera con las crecientes emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Chile se
encuentra en una de las regiones del mundo más vulnerables a ese cambio, lo que nos obliga a tomar medidas de adaptación para enfrentar este
fenómeno que nos impacta prácticamente en todo.
Los expertos coinciden en que, en materia energética, los impactos del
cambio climático se manifestarán a través de cambios en los recursos
renovables, la alteración de su capacidad operativa y de sus resultados
económicos, por lo que las energías renovables intrínsecamente
dependientes del clima tendrán cambios en su cantidad, su disponibilidad
en el tiempo, su rendimiento operacional y su nivel de producción de
energía.
Entre las fuentes renovables, la generación hidroeléctrica es la fuente de energía que puede verse más directamente afectada por el cambio climático, ya que es muy sensible a la cantidad, el momento y los patrones geográficos de precipitación y a la temperatura.
Se espera que el cambio climático traiga menos precipitaciones y más
sequías extremas a determinadas partes del mundo, causando escasez de
electricidad en los países que dependen altamente de la
hidroelectricidad.
Chile es uno de estos países, lo que obliga a
desarrollar a la mayor brevedad un plan integral de adaptación de
nuestro sistema eléctrico; actualmente, un significativo porcentaje de la energía eléctrica generada en el país proviene
de la generación hidroeléctrica.
La generación de las actuales y
futuras plantas hidroeléctricas tendrá cada vez más un factor de
incertidumbre. De acuerdo con los expertos, el cambio climático desafía
el supuesto tradicional de que la experiencia hidrológica del pasado
proporciona una buena guía de las condiciones futuras.
El cambio climático va a ir impactando fuertemente los costos de la
generación hidroeléctrica, la cantidad de energía generada y la
seguridad energética del sistema. Todo lo anterior obliga a replantear
muchas cosas para enfrentar este necesario e ineludible proceso de
adaptación de nuestro sistema eléctrico al cambio del clima. Esto
incluye, entre muchas otras acciones, la introducción de nuevas fuentes
de energía complementarias que sean menos dependientes del clima y de
nuevas fuentes de energía firme que den un respaldo energético de bajo
costo y baja vulnerabilidad a la generación con fuentes renovables
vulnerables al cambio climático.

Los efectos de la sequía
Desde hace ya varios años, Chile afronta una gran sequía.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, el sector eléctrico ha permanecido indemne a esta crisis.
Años atrás, una sequía de esta magnitud, nos tendría con varias horas de racionamiento al día, tal como sucedió en los años 1998 y 1999. La gran diferencia con la situación actual radica en que hoy en día tenemos una matriz de generación eléctrica mucho más diversificada, donde la hidroelectricidad representa el 28% de nuestra matriz. En 1998 el Sistema Interconectado Central dependía de más del 60% de este recurso.
Diversos factores han contribuido a disminuir dicha dependencia. En primer lugar, la baja de los precios de las tecnologías solar, fotovoltaica y eólica ha permitido su instalación masiva en Chile. Así, en la actualidad, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) cuenta con más de 5.000 MW instalados de estas tecnologías, que equivalen a aprox. 20% de la capacidad total del sistema. Adicionalmente, hay proyectos en construcción -fotovoltaicos y eólicos- por casi 4.000 MW.
No menos importante ha sido la interconexión de los sistemas eléctricos más relevantes del país, los antes denominados SIC y SING, que ha permitido el respaldo entre ambos y una menor dependencia de las centrales hidroeléctricas.
Sin embargo, pese a la menor dependencia, la energía hidráulica sigue siendo muy importante para el sistema eléctrico, ya que le otorga flexibilidad al poder acumular agua para utilizarla cuando las centrales eólicas y fotovoltaicas no operan por falta del recurso respectivo. La hidroelectricidad es de respuesta rápida y flexible, por lo que constituyen un complemento ideal para fuentes intermitentes como la solar fotovoltaica y eólica, permitiendo una mayor incorporación de ellas al sistema y otorgando estabilidad al suministro eléctrico.
Ahora
bien, en casos de sequía, la falta de hidroelectricidad debe ser
suplida por las centrales termoeléctricas existentes, que dado que
utilizan combustibles fósiles tienen el inconveniente de sus emisiones y
no presentan la flexibilidad de las centrales hidráulicas.
Con todo, la hidroelectricidad ha sido un gran aporte para el abastecimiento eléctrico y podría seguir siéndolo si las condiciones hidrológicas lo permiten y si las condiciones climatológicas no lo permiten, el sistema deberá contar con los recursos térmicos necesarios para hacer frente a la variabilidad de las fuentes ERNC.
Por el momento, el país cuenta con ellos en la forma de centrales termoeléctricas, las que por un tiempo nos protegerán de eventuales racionamientos.